I
Y se atreven a llamarnos perdidos
talvez sin saber que a estas alturas
son ellos los que han perdido demasiado
Se les ha ido la libertad a contratiempo
minuto a minuto en el formalismo de los días
y se les contrae el espacio cada vez
que suena el despertador en las mañanas
y les marca el límite de los sueños
como si los sueños tuvieran límites
Se les cae el pelo/ se les muere la esperanza
y en el Congreso nos siguen mirando en menos
En charcos de sangre flotan viejos ideales
pero aquí nunca
cambió
nada
II
Dígame, compañero, qué paso?
de que sirvió pasar las fronteras del miedo?
de qué sirvió esta mañana de desesperaciones?
Yo sé que nunca imaginaron que nuestras calles
serían más justas que sus oficinas
y que la libertad vendría en las alas
de una juventud desadaptada
una bandada de pendejos rebeldes
que configuran el mundo a vuestras espaldas
sin prestar atención a sus dejes de confianza
y la opinión de los inescrupulosos de siempre
Porque la generación perdida no es la errante
la que vaga la que busca la que encuentra
sino la que lo ha perdido todo
sin derecho a pataleo
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